top of page

Un objeto perturbador. La obra de Ernesto Domecq.

 

Texto para la Exposición personal Defensa Civil. Galería Servado Cabrera Moreno. La Habana Cuba. 2012 

 

 “…mis intenciones al objeto como prototipo perpetuo de una acción que se haga

 simbólica , me conduce además a buscar otras fuentes en conocimientos u

 oficios probados de otros campos, como el diseño industrial o la tradición

 artesanal; más vinculados a la génesis de los objetos de uso”.

                                                                                                              Joan Capote

​

 

 

Acercarme a la obra de Ernesto Domecq, artista graduado de la Academia de San Alejandro, me permitió conocer las piezas que integran su exposición “Defensa civil”, entre las cuales llamó especialmente mi atención, una obra que consiste en un dibujo de 400 x 70 cm., sobre el que estuvo trabajando 14 meses y cuyo título es Bastión.

Días después le comenté al también artista Glauber Ballestero sobre la laboriosidad de dicha pieza y la manera ingeniosa de presentar el contenido, y me señaló: “Hoy en día, pocos creadores le dedican tanto tiempo a la elaboración de una pieza, generalmente se crean obras rápidas que les permitan participar en exposiciones, eventos o bienales, y los lleven al éxito, pero así se puede perder el rumbo al sacrificar la calidad de la obra, olvidando que es ella la que permanece”.

La permanencia es dictada por muchos factores propios del mundo del arte, de los códigos valorativos reinantes o de la mirada instruida del crítico que debe velar porque los juicios participen de la conciencia crítica, la calcen, y con ello se orienten esos códigos en beneficio de la creación artística, y no de eventos que anuncian de manera pomposa nuevas tendencias, estilos o corrientes, propias más del invento de los intereses de legitimación, que de la real naturaleza del proceso creativo del arte.

En el contexto del arte cubano, algunos de los creadores de más experiencia y con poéticas definidas, han encaminado sus pasos escudriñando opciones con diferentes variantes en cuanto a “acercar un arte a la vida” que mire hacia los objetos. Estos son activados desde acciones constructivas, ejercicios de apropiación, vínculos intertextuales, o interpretaciones analíticas, a través de las cuales podremos conocer de la lógica de los procesos y cómo ellos se expresan por medio de ingeniosas soluciones formales.

¿Qué caminos puede tomar entonces la relación entre objetos si ella implica a la subjetividad? Michel Foucault señala en “Las palabras y las cosas” que el pensamiento moderno está atravesado por la ley de pensar lo impensado1. Esta frase es tan poderosa, que por si sola patentiza el importante lugar que ocupa este libro, en cuanto a entender las relaciones entre lo que enunciamos y lo que son las cosas bajo sus apariencias. Gran parte de la creación contemporánea ha hecho posible una visualidad que descompone lo real penetrando sus estructuras internas, los comportamientos o los lazos entre las partes de un todo, en cualquiera de sus conexiones o interrelaciones. ¿Cómo pensar sobre objetos reconstruidos, que adquieren otros significados, metaforizando sus esencias y sus apariencias? 

Abel Barroso, José Luís Santana, Los Carpinteros, Joan e Iván Capote, Estereo Segura, y Reinaldo Ortega, entre otros, parodian, simulan, hibridan o metaforizan,  piezas que se sostienen en la transformación física, permitiendo acercarnos a oficios impecables, obras por encargo, ready mades, que complementan su función estética teniendo como referente  la función utilitaria.

En una reciente exposición de los hermanos Capote, se pudo apreciar una preciosa pieza que simulaba la forma de una oreja convertida en lavabo,  o se puede también citar otra obra de los Carpinteros  La siesta, en la que utilizan un sillón que carga un conjunto de almohadas que llegan hasta el techo, haciendo imposible que se cumpla lo que el título nos anuncia. En la primera el procedimiento apropiativo obedece a la creación de un nuevo objeto, en la segunda, se metaforiza su función. Son dos vías disímiles de este variado camino de posibilidades para transformar lo real

Todo ello se sostiene en una convivencia “imposible” de objetos heterogéneos, u objetos transformados, una surrealidad que los subvierte desmontando el lenguaje que los enuncia, obligándonos a pensar en nuevas denominaciones inexistentes en el mundo objetivo Citando al teórico español Juan Antonio Ramírez diríamos que nada mejor para desacreditar un valor que medirlo con el patrón materialista de las cosas “…poniendo todos los productos de la realidad en un aparente plano de igualdad” 2 

Es ese procedimiento usual en el surrealismo, el ready made, las apropiaciones, el punto de partida de Ernesto, como un continuador de una tradición “artesanal” que ha sido muy fructífera en el contexto de nuestro arte.

La exposición de referencia está compuesta de 3 obras en dibujo y dos interactivas realizadas en 3D. Todas nos presentan imágenes de autos americanos de los años 50. Los referidos a las piezas en dibujos están engalanados con aditamentos pertenecientes a armas de guerra y representan a los autos de alquiler particular, los cuales son muy populares en el medio urbano cubano, sobre todo de la capital. El lenguaje popular los designa como Almendrones, y a sus choferes como Boteros. Este lenguaje tan rico en metáforas, nombra a los sujetos sociales o a los objetos, de la forma más ingeniosa, sin que se sepa a veces la procedencia exacta de tales designaciones.

Sin embargo, el artista toma de ambos una cualidad que los identifica: la defensa. El tanque de guerra o las armas, cumplen esa función en dirección complementaria a su solución formal, el auto, convertido en taxi, la alegoriza, porque con el estado casi desastroso del transporte urbano, ellos garantizan que en la mayoría de los casos se pueda llegar al destino deseado a tiempo. Es la inventiva que permite a esos autos circular cada día por la ciudad de La Habana, el punto que inspira a Ernesto para crear estas inverosímiles criaturas.

Los dibujos son impecables, virtuosos, pero habiendo dejado de ser un valor absoluto el virtuosismo, es un camino que lo ayuda a subordinar la función utilitaria que identifica los objetos, a la estética, algo tan propio del mundo del arte. Dos objetos diferentes se funden, guían al espectador hacia un sentido evocado dada la fusión de ambos, pero sin que sea real una posible utilidad funcional. El carácter de utilidad que desempeñan en la vida cotidiana es subordinado a la armonía estética que se consigue con su ensamblaje, al nuevo significado que adquieren desde esa fusión, los objetos no cambian o desaparecen con  esa fusión, ellos transforman su función desde su misma apariencia.

En la obra antes mencionada Bastión, la imagen es frontal, la serialidad se sitúa en diferentes tipos de autos de la época con aditamentos de armas de guerra, también diferentes, su despliegue a lo largo de cuatro metros y con una limpieza impecable, hacen de esta pieza una de las más intensas de la muestra, mientras que en Defensa civil, obra que da título a la exposición, se reproduce un auto en toda su magnificencia, incorporando en el techo la parte superior de un tanque de guerra, para reafirmar el símbolo de defensa propio de las armas, con los mecanismos de defensa emergentes que se adoptan en la vida diaria.

Con relación a las obras interactivas, se le ofrece al espectador la posibilidad de apreciarlas desde diferentes ángulos, jugar con su movimiento. Una de ellas Proyecto de transfiguración está formada por 2 frentes de autos americanos articulados a la parte central de 8 autos, que se dirigen en una sola dirección, trampeando con el carácter unidireccional que identifica el servicio que los autos de alquiler prestan, pues el pasajero los toma en la dirección en la que van, siempre preguntando: ¿Vas para….?  Si el resto de las propuestas construyen deconstruyendo, esta sobre todo, multiplica y ensambla, ampliándose con ello las vías formales utilizadas por el artista para crear las obras.

Por último, deseo detenerme en una de las obras más particulares de la exposición, un díptico nombrado Rentar una Fantasía. Con ella Ernesto realiza una modificación en el procedimiento apropiativo basado en el ensamblaje del objeto, ya que solo se le incorporan detalles de ese ensamblaje, manteniéndolos más cerca de su apariencia real, pero haciéndolos depender de las circunstancias en las que los enmarca el título.

En esta ocasión él toma de referencia el logotipo que identifica al alquiler de autos para el turismo. Estos y los que botean, tienen una misma procedencia temporal, pero mientras los primeros son impecables, en los segundos se pueden encontrar las más  inimaginables transformaciones, competir con la apariencia del auto de turismo es imposible, ni con su capacidad de despertar nuestra fantasía. Ellos trascienden no por su antigüedad, su valor histórico, si no por el papel que cumplen en el presente. Algunos se desplazan por la ciudad de La Habana, reformados a la perfección, son elegantes y lujosos señores que se adueñan del paisaje citadino sin admitir competencia.

El mencionado díptico es mostrado en forma de valla, haciendo alusión al logotipo utilizado en la publicidad de alquileres de taxis de los años 50 para el turismo. En él se establece un doble juego: en una imagen encontramos un tanque de guerra acompañado de  todos los elementos utilizados en el logo original, y en la otra, un tanque al que se le ha agregado el dibujo del mapa de la ciudad de La Habana,  con un letrero que anuncia su función como taxi. Estas dos imágenes están unidad por una frase popular parafraseada: “la gente rodando se encuentran”, haciendo posible así la coincidencia de ambas circunstancias.

No estamos ante una propuesta compleja en el plano conceptual, ni ante un virtuosismo vacío, es este equilibrio entre lo formal y lo contenidista, uno de los factores que mejor validan esta exposición.

Ernesto Domecq ha hecho evidente su destreza formal, junto a su interés porque la realidad dialogue desde una apariencia que parece inocua, cuando lo que obtiene es acercarnos a la dura sobrevivencia  cotidiana.

 

Magaly Espinosa

 

Índice de citas.

1´-Foucault, Michel. “Las palabras y las cosas” Ed. Siglo XXI, México, 1989. Pp 318.

2-Ramírez, Juan Antonio. “Del objeto y el aura. (Des) orden visual del arte moderno” Ed. AKAL/Arte Contemporáneo. No 26. Madrid. 2009. Pp116.

 

 

 

Mutar las apariencias: la obra de Ernesto Domecq.

 

El artista Ernesto Domecq ha concentrado el grueso de su producción artística en varias series que tienen como eje central la figura de los taxis que son llamados popularmente como Almendrones. A sus choferes también se les denomina de una manera original como Boteros, naciendo con él un nuevo personaje en el contexto social, un individuo que desenvuelve su economía brindando un servicio de carácter alternativo a partir del transporte de pasajeros.

Estos autos, como expresa el artista, por la estructura interna y externa que presentan, han sufrido modificaciones de todo tipo, por eso aunque algunos conserva su apariencia original, otros la han transformado buscando ampliar su espacio interno para que sea mejor aprovechado por el público.

Estos nombres nacen de la denominación popular vinculada a  la cultura oral. Este lenguaje tan rico en metáforas, califica a los sujetos sociales o a los objetos de la forma más ingeniosa, sin que se sepa a veces la procedencia exacta de tales designaciones.

La técnica utilizada en la realización de las obras es el dibujo, por su medio y con una realización impecable, nos vamos a encontrar frente a un montaje híbrido, pues Ernesto corona cada auto con aditamentos pertenecientes a armas de guerra. Con  dichos cambios y al incorporarle partes de esas armas, aproxima dos mundos en apariencia muy diferentes, el que prepara para la guerra y el de la subsistencia diaria. 

Para ello se inspira en una cualidad que los identifica: la defensa. Mientras que las armas cumplen esa función en dirección complementaria a su solución formal, el auto convertido en taxi con las armas incorporadas, la alegoriza, porque con el estado casi desastroso del transporte urbano, ellos garantizan que en la mayoría de los casos se pueda llegar al destino deseado a tiempo. La inventiva popular es lo que asegura a esos autos circular cada día por la ciudad de La Habana, y será el punto que inspira a Ernesto para crear  inverosímiles criaturas. Son una especie particular de ready mades, que complementan su función estética teniendo como referente  la función utilitaria.

El carácter de utilidad que desempeñan en la vida cotidiana es subordinado a la armonía estética que se consigue con su ensamblaje, al nuevo significado que adquieren desde esa fusión, los objetos no cambian o desaparecen con  esa unión, ellos refuerzan su aparente utilidad bajo su nueva apariencia. Es un camino que lo ayuda a subordinar la función utilitaria que identifica los objetos de la vida cotidiana a la estética, algo tan propio del mundo del arte. Dos objetos diferentes se funden, guían al espectador hacia un sentido evocado dada la fusión de ambos, pero sin que sea real su posible utilidad funcional.

El procedimiento apropiativo, la parodia, la intertextualidad, son de los recursos postmodernos más utilizados entre los artistas cubanos del presente, en dirección tanto a metaforizar una función creando un nuevo objeto, como a reorganizarlo  para insertarlo en un nuevo universo de significados, cuyo interés en apariencia parece dirigirse simplemente a apropiarse o reconstruir parodiando o satirizando, cuando en muchos casos de lo que se trata es de potenciar contenidos intensos de la realidad social.

En su primera exposición personal, cuyo título fue tomado de uno de los dibujos: Defensa Civil, en la Galería Servando Cabrera, agrupó un conjunto de obras que giraban alrededor de los conceptos estéticos y contenidistas expresados anteriormente. La misma estaba compuesta por tres dibujos, uno de 4 metros de largo cuya elaboración abarcó alrededor de 14 meses de duración, y 2 piezas interactivas.

Continuando esta perspectiva creativa, Ernesto presentó en la exposición colectiva Tres partes para un diálogo, en la Galería de la Revista Revolución y Cultura, la obra en video Aniversario. Sobre ella comenta: “La idea de esta pieza surge a partir de un desfile que tuvo lugar en el 2011, con motivo de conmemorar los sucesos de Playa Girón, en abril de 1961 (…) (1) Muchos han sido los desfiles militares que se han sucedido en la Plaza de la Revolución de la Habana, pero este es singular pues los vehículos que la atraviesan son esos híbridos portadores de partes de las armas de guerra. Su marcha lenta y parsimoniosa va acompañada de diferentes himnos y canciones que la memoria popular identifica con los años gloriosos de la Revolución junto a otras, más cercanas en el tiempo que conservan ese espíritu de gesta.

El impacto que produce esta obra es intenso, la imagen presente colmada de la memoria del pasado conlleva que pasado y presente mezclen sus significados, y con ese poder inmenso que posee el arte sobre la evocación, los podamos ver interactuar como si fueran una sola realidad.

 

 

 

Notas.

Algunos párrafos de este texto han sido tomados de: Espinosa, Magaly. Un objeto perturbador. La obra de Ernesto Domecq. Publicado en la revista digital de jóvenes creadores la Asociación Hermanos Saíz.http://www.ahs.cu/secciones-principales/artes-plasticas/artes-plasticas.html

1- Nota tomada del statemen de la obra.

 

 

 

Texto para la exposición. DESENCANTOS Y VIOLENCIAS (mentira la ficción). Espacio de Arte Contemporáneo de Montevideo. Uruguay. 2017

​

Domecq ha venido a vivir a Uruguay con su pareja, dentro de un contingente cada vez más notorio de jóvenes procedentes de la zona del Caribe. En una de sus obras, la bomba atómica que fue lanzada sobre Hiroshima - llamada con triste ironía Little Boy, Niño pequeño - lleva la marca Disney, mítica productora estadounidense de contenidos para niños. Ese gesto remarca sin camuflaje toda la violencia contenida en el envase del entretenimiento masivo, de la penetración de modelos y estereotipos desde la infancia. Una parodia sobre la hegemonía cultural y su trasfondo, ejecutada con destacada destreza técnica de dibujo.

En otra pieza interactiva, la transfiguración de un vehículo que con dos direcciones opuestas no lleva a ninguna parte nos conduce sin embargo claramente al desconcierto por la doble realidad cubana de la que parte el autor, y al estancamiento de las herramientas ilusorias de progreso. Podemos pensar tanto en una clara sensación de inmovilidad, una subversión del uso natural de un transporte, o en la potencialidad de tomar tanto una como otra dirección. ¿Habrá diferencias entre dirigirse hacia un lado que hacia el otro? ¿Existen orientaciones claras y herramientas que marquen un rumbo y conduzcan a destino?   

                            

                                                                                                                                                                                                  Fernando Sicco.

                                                                                                                                                   Director del Espacio de Arte Contemporáneo

 

 

 

 

 

 

La feliz sociedad armamentista.

 

 

Por: Jezabel Hanze  2016

 

La era dominante de McDonald’s y Coca Cola podría mermar o asumir un fuerte contrincante de pesos pesados, atendiendo a la aceptación que cobra este objeto en la actual dinámica política y social: el artefacto bélico. Su inserción naturalizada entre las relaciones de poder y los seres humanos vislumbra un escenario apocalíptico. Mundo Feliz, el proyecto aún naciente del joven artista Ernesto Domecq Menéndez (1988) acopla, desde el gesto irónico y crítico, dos mitades aparentemente irreconciliables: la destrucción y la vida, la guerra y la armonía individual o colectiva.        

 

Las cuatro o cinco piezas concluidas, y otras tantas bocetadas, advierten la penetración, no tan futurista o irracional (al paso que vamos), del armamento en la industria cultural. Como espejo que rehusamos atender, así se nos plantea la obra de Domecq, esperanzados hacia una “vuelta de tuerca” respecto a la narración por edificar. El repertorio iconográfico centraliza el misil, cuyo carácter mortífero permanece furtivo tras la adopción de una supuesta funcionalidad “vital” para el estilo de vida contemporáneo, asociada a las acciones comunes de alimentación, esparcimiento y reunión familiar 

 

Little Boy (Niño pequeño) resuelve con suficiente agudeza y sarcasmo el conflicto tendiente al empoderamiento del arma en las diversas esferas de la cotidianidad, al representar la conocida bomba atómica, lanzada el lunes 6 de agosto de 1945 sobre la ciudad de Hiroshima, con la estampa de la empresa Walt Disney. El creador acciona los referentes de diversión infantil y entretenimiento, yuxtapuestos al dispositivo que provocara uno de los más devastadores ataques nucleares del planeta, contando las numerosas víctimas causadas, entre ellas, muchos niños.   

 

Fat Man (Hombre gordo) también conduce el postulado de la obra anterior, con la diferencia de enmarcar el explosivo que arrasó la región de Nagazaki y rotularlo con el logo de McDonald’s, producto de constante consumo que se hace acompañar, además, por una demoledora campaña publicitaria. El lienzo, al igual que Foto de visa, muestra ciertas particularidades compositivas y estilísticas. El virtuosismo formal de Domecq, certificado desde la serie Defensa Civil (2008-2014), sirve esta vez al perfil humano de aliento surreal (cabezas sustituidas por misiles) que exhibe la desproporción figurativa, en pos de potenciar aquellas zonas que tributen de forma más visible al discurso. 

 

El joven, egresado de la Academia de Bellas Artes de San Alejandro en 2007, apuesta no solo por las dimensiones monumentales del lienzo, sino además por la estética 3D. La idea de Oferta especial, aún por realizar, —solo está esbozada—, descuella a partir de un mayor interés comercial y publicitario alrededor de la morfología armamentista. El protector solar de línea Nivea ocupará la portada de una revista; sin embargo, su habitual aspecto comulgará con la hechura típica de las bombas atómicas. El rejuego y trucaje resultan exponenciales en esta pieza, cuyo cinismo subraya las concepciones deladvertising al rotular en los envases, de evidente prototipo balístico: PROTECCIÓN ALTA.  

 

Por otra parte, la pieza en proceso Rentar una fantasíapromoverá, a través del soporte lumínico de neón, el alquiler de un tanque de guerra. El artefacto trasciende, incluso, cualquier alcance comunal o de apropiación civil para emplazar su valor desde la premisa del lujo, el objeto único, el sueño de todo mortal.

 

El curso de la serie Mundo Feliz todavía está en pleno desarrollo, aguardando quizá por una retracción de su perspectiva. Si el mundo avizorado por Ernesto Domecq arroja una luz de felicidad, entonces habremos iniciado también el mundo sempiterno de las Tinieblas….  

bottom of page